El concurso-oposición es una forma de acceso a la función pública docente tan naturalizada que pareciera que no es un sistema contingente, sino algo inexcusable para que se produzca la selección del profesorado (u otros profesionales educativos) con arreglo a los principios de igualdad, mérito y capacidad. El Estado se aprovisiona de «servidores públicos» por medio de este sistema sin aparentes alternativas.