
¿Puede haber un centro en el País Vasco de hoy compuesto exclusivamente por alumnado de familias de origen inmigrante? ¿Puede estar ese centro a muy escasos metros de otro compuesto casi en su totalidad por alumnado de origen autóctono? ¿Puede resultar que el primero pertenece a la red concertada y el segundo a la red pública? Puede ser. De hecho, pongamos que hablo de un caso de Bilbao. El anunciado cierre del histórico Colegio de las Hijas de la Cruz en Solokoetxe-Casco Viejo, con 204 alumnos y alumnas cuyas familias proceden de treinta nacionalidades, merece una pequeña pausa para la reflexión.
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