Una reconocida figura de la educación vasca hace algún tiempo me comentaba, para prevenirme de alguna de las medidas de la ILP Eskola Inklusiboa, esto que le había pasado cuando ejercía como inspectora. Espero ser fiel al relato. En un momento determinado, por razones que no hacen al caso, un grupo de familias gitanas pasó de vivir en Erandio a instalarse en Sestao. Para frenar la tendencia natural a agruparse en una sola escuela, se decidió, por aquel entonces, un reparto equilibrado por algunas escuelas del municipio. En poco tiempo, aprovechando los procesos ordinarios de matriculación, volvieron a reagruparse en una sola escuela. Ante esto, en coordinación con la Delegada de aquel momento decidieron poner en marcha otra estrategia: Aprovechar algunas circunstancias, como la necesidad de euskaldunización de parte del profesorado de aquella escuela, para realizar una provisión de personal con comisiones de servicio para docentes con potencial para poder revertir una situación clara de guetización. Llegaron las elecciones, hubo cambio de equipo en Educación y, lo que empezaba a funcionar como proyecto educativo interesante, se desbarató. Una llamada del Viceconsejero advertía que las comisiones de servicio no se podían mantener por más tiempo, arguyendo que los sindicatos estaban detrás. Sigue leyendo