
La imagen del gigantesco carguero “Ever Given” varado en la mitad de Canal de Suez es una metáfora sugerente para hablar de la dificultad de mover las pesadas estructuras en que se vertebra la sociedad. No es de extrañar que en el reciente encuentro que FEAE Euskadi (Foro Europeo de Administradores de la Educación) ha mantenido con la Viceconsejera de Educación, Begoña Pedrosa, ella misma se refiriese en dos ocasiones a la educación de la CAPV como un trasatlántico y el propio conductor del encuentro, Paco Luna, hablara del carácter “oceánico” de la Viceconsejería de Educación. Mover, aunque sea un poco, una estructura tan inercial es una tarea titánica al alcance de muy pocos y para intentarlo hace falta, además de conocimiento técnico, valentía y quizá osadía.
Pasados los primeros compases de tomar el pulso a la realidad educativa en una situación tan complicada como la que vivimos y con el mérito del nuevo equipo de haber rebajado los niveles de tensión precedentes, la Viceconsejera va publicitando en diferentes foros las cinco prioridades o líneas estratégicas que van a marcar el rumbo de este “trasatlántico”, demasiado tiempo varado, lo que implica un fuerte trabajo de dragado y cierto viraje de timón. Dejo a un lado ahora el peliagudo y lleno de aristas tema lingüístico, el conflictivo tema de la integración (¿se animará la Administración a llamar a la segregación por su nombre y se atreverá con las necesarias reformas estructurales?) y la menos polémica, pero ingente tarea de la digitalización del sistema. En este comentario me quiero referir a otros propósitos esbozados sobre el gobierno de los centros y las cuestiones pedagógicas.
A falta de mayores detalles, que todavía nos los hay, me muevo más por percepciones que sobre certezas a la hora de valorar la nueva hoja de ruta, pero entiendo que, si hay una pretensión de dar un viraje al barco, este podría sintetizarse en estos términos:
- Girar de la centralidad del sistema a la centralidad de los centros.
- Girar de la centralidad de las unidades territoriales a la de los equipos directivos
- Girar de la proliferación y fragmentación de los proyectos a los contratos-programa.
- Girar de la centralidad de la normativa a la centralidad del profesorado y su quehacer en el aula.
Todo esto se sintetiza en el giro copernicano de que los centros no den vueltas alrededor de la Administración, sino que esta se ponga al servicio de los centros. Naturalmente, la profundización en ello implica profundas reformas en la Administración y su manera de concebirse y la reformulación y reorientación de los Berritzegunes y la Inspección. Pero para que todo ello pueda darse me parece imprescindible dotarse de un marco de referencia normativo que marque un antes y un después y que sitúe a todos los elementos del sistema respecto a lo que se espera de ellos. Las leyes y decretos contienen también preámbulos que permiten explicitar la filosofía de los nuevos marcos. Seguiré insistiendo, por tanto, en la necesidad de regular normativamente la autonomía de los centros.
Esta política de “centrocentrismo” es tan peligrosa como necesaria. El viraje hacia la autonomía de los centros está lleno de riesgos. Uno puede ser precisamente decretar la autonomía y no llevarla a cabo, quedándonos una vez más en una retórica vacía y cansina. Pero hay también otros como la disgregación del sistema público, la apropiación de la autonomía por las direcciones o por el poder corporativo del profesorado, la elusión de responsabilidades de la Administración y la hiperresponsabilización de los centros o el incremento de la competitividad entre ellos, algo que, de todas formas, va a agudizarse en este contexto de bajada de la natalidad. La política de autonomía de los centros, reconozcámoslo, ha sido una herramienta al servicio de políticas neoliberales, que en las más de las ocasiones ha producido más desregulación del servicio educativo que lo contrario.
Así y todo, es una política necesaria, si queremos una cierta desestatalización o descentralización de la enseñanza en favor de una mayor implicación de la sociedad, en definitiva, si queremos avanzar en una mayor democratización de la enseñanza, en una mayor participación de las familias y de toda la comunidad, en un mayor enraizamiento e interacción en el entorno, en dotar de medios y capacidades a los centros para unas respuestas más adaptadas a su realidad, en una imbricación con la educación no formal y en un mayor protagonismo de los poderes locales al estilo de los países anglosajones o escandinavos. Resulta, pues, una apuesta imprescindible, con todos sus riesgos.
Los rumores que llegan de cambios en la educación vasca suenan esperanzadores. Veremos en qué se concretan. El viraje apuntado es de tal calado que habrá que contar con fuertes resistencias, por lo que habrá que operar por partes, con paciencia histórica y con tino para no desviarse y terminar cayendo en efectos no pretendidos. Sin duda, mover el trasatlántico de la educación vasca va a ser más complicado aún que mover el buque de la empresa “Ever Green”, que parece que ya lo han reflotado. Pero si cada cual ejerce de remolcador desde su posición, quizá se pueda lograr. El objetivo lo merece.
Estoy de acuerdo con todos los postulados, pero con un par de condiciones: 1) que los centros que no consigan la mejora real de los resultados resultados académicos de sus alumnos u otros establecidos a priori, en una evaluación externa y en un período de 4 años, pierdan su autonomía de gestión
2) Que se regule la forma de llevar a cabo la evaluación externa(diferente a la forma de evaluar actualmente por el ISEI-IVEI); que se haga por competencias o retos en todas las materias y/o áreas troncales a la finalización de cada etapa obligatoria. En el caso de los idiomas, evaluación basada en tareas linguísticas prácticas de uso de la lengua recogidas principalmente en el marco común europeo de referencia de las lenguas (2001)
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Ados, Jon. Izan ere, autonomiak ebaluazioarekin lotura izan behar du eta heldutasuna erakusten duten ikastetxeentzat. Eta bigarren kontuan, hizkuntza kontuetan, zu ni baino adituagoa zara, baina ados ere bai. Eskerrik asko iruzkinagatik.
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