Tras 39 mesas de negociación y 21 días de huelga –según datos del sindicato LAB– el conflicto en la enseñanza concertada llamada de iniciativa social está abocado a otra tanda de 4 días de huelga los primeros días de abril y a dos días más en el mes de mayo. Francamente, no esperaba una duración tan larga del conflicto, pues apostaba por que se hubiera encontrado una salida antes que después, aunque fuera parcheando con salidas de pan para hoy y hambre para mañana. Precisamente este enconamiento es muy revelador de la profunda crisis del actual enfoque que hay sobre la red concertada y, dependiendo cómo resuelva, lo que está ocurriendo podría significar un antes y un después en el sector.
Ya he reflexionado anteriormente sobre el modelo en que se sostiene la enseñanza concertada, que reclama replanteamientos de fondo. Hay que elevar la mirada más allá del planteamiento simplista del hartazgo (editorial de Noticias de Gipuzkoa 26-03-2019) y de solicitar de forma buenista que las partes dialoguen y se entiendan, porque está el bien superior del alumnado. No es tan fácil, porque no se está discutiendo principalmente sobre el huevo, sino sobre el fuero, esto es, el atasco principal no está, aunque lo parezca, en la discusión sobre salarios, horarios, homologaciones de colectivos y otras condiciones laborales. Si hubiera sido así, el acercamiento habría sido seguramente más fácil.
¿Cuál es, entonces, la cuestión de fondo? Según expresa cada parte a su manera, el nudo gordiano estriba en vincular o no las mejoras laborales a financiación pública. Si se produjera esa vinculación, el Gobierno Vasco tendría mucho que decir, pero ya he comentado que el modelo concertado le sale a cuenta, por lo que la Consejera ya ha salido a decir a su manera que no se lo toquen. Esto supondría que las patronales son meramente intermediarias y la capacidad de negociación colectiva quedaría muy mermada. Si, por el contrario, no se vincula a financiación pública, el planteamiento supone aceptar que hay otras fuentes de financiación que obligan a la parte contratante a asumir su responsabilidad como patronal. Lamentablemente, se ha venido dando una ceremonia de la confusión a la que el propio Departamento también ha contribuido con propuestas de estabilidad para los 8.000 docentes de la concertada, como si fuera su empleador.
Este es el nudo que hay que deshacer, y parece difícil hacerlo, si no es profundizando, más allá del debate sobre salarios y condiciones laborales, en el modelo en sí que tiene al sector sumido en la crisis. Parangonando con la leyenda de Gordio, este ató su carro de tal forma que los principales nudos quedaron ocultos, y, por tanto, muy complicados de desatar. En nuestro caso el nudo visible sobre la cuestión de en quién recae la mejora de las condiciones de los trabajadores -mejora que todas las partes aceptan- oculta otros nudos como los siguientes:
- La financiación. El reciente pacto contra la segregación escolar en Catalunya habla de conocer el coste real de una plaza para garantizar el principio de gratuidad. En efecto, necesitamos saber el calibre real de la financiación pública a la concertada, porque, si el burro no llega al pesebre, los trabajadores y trabajadoras han dicho que ya basta de tener que soportar en sus hombros el peso de unas condiciones laborales abaratadas y el copago de las familias a través de unas cuotas, asumidas con una naturalidad pasmosa por unos y otros, es un inasumible efecto colateral con graves consecuencias en forma de segregación.
- La transparencia, porque es ya perentorio conocer todas las fuentes de financiación de las patronales de la concertada (sean o no de iniciativa social). Las cuentas de la red concertada deben auditarse con rigor para para saber de qué estamos hablando.
- La determinación de las exigencias de funcionamiento público a cambio de financiación y con ello la determinación de qué es concertable y qué no y el control verdadero sobre su cumplimiento a lo largo del tiempo. Es verdad que hay unas exigencias normativas que datan de los años ochenta. Pero tan verdad como eso es que en Euskadi se han aplicado con mucha laxitud y no se han controlado en la práctica.
Todas estas cuestiones de fondo, junto con la preocupante bajada de natalidad y su repercusión en el empleo y en las redes educativas, han sido orilladas -dicho sea otra vez- en las «Bases para un Acuerdo».
Por completar el parangón con la leyenda mitológica, el nudo gordiano del carro del Rey de Frigia finalmente consiguió desatarse. Lo hizo Alejandro Margo con un corte. Se decía que debía hacerlo alguien con mucha energía y determinación y su premio sería dominar toda Asia. No pido tanta ambición al Departamento de Educación, pero su postura parece ser la antítesis de esa determinación requerida en los grandes liderazgos.
Muy difícil responder y más tras leer el artículo de opinión del abogado de Kristau Eskola , que como bien afirma , el que cuestione la financiación tendrá que proponer un cambio constitucional.El quid es el dinero y el trabajo supuestamente en peligro por la bajada de natalidad de los profesionales de la concertada . Se elevan voces reclamando primero recolocación y después equiparación puesto que no son privados sino concertados. También me viene a la memoria cuando se publicaron las ikastolas y todo el personal docente de factores paso a ser personal laboral fijo.Me pierdo en los nudos de la ley pero …qué es al final lo público? Yo puedo ser contratada en La Salle al lado de mi casa? o cualquiera que ha recorrido Araba,Bizkaia o Gipuzkoa lo puede hacer? Puede un sindicato defender el convenio público y propiciar uno nuevo para la concertada? No puedo estar más confusa.
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